Experiencias como ésta nos recuerda qué es lo que hace especial al día de muertos, a pesar de ser un tema tabú en otros países, en México lo tomamos como una celebración de no solamente a la muerte, sino también a la vida. La convivencia con los amigos y la familia, disfrutar de las festividades y marcar un tipo de reconforte para quiénes ya no nos acompañan en vida es de lo que trata esta bella celebración.
El juego es espectacular por el simple hecho de poder traducir una tradición de siglos a una experiencia interactiva, la mecánica central de crear tus panecitos de muerto y mover a Juan a interactuar con todos en este cementerio es muy inmersa. Te preocupas por cada personaje que te encuentras que se encuentra en aprietos, desde un dibujante que pasa un mal rato por el robo de su sombrero hasta un alma enamorada del más allá. El diseño sonoro es bellísima, con las tonadas de los mariachis tocando música folklórica hasta el bullicio de las personas y animales. En como Juan interactúa con los objetos y como se mueve tiene un sentimiento donde todo encaja perfecto.
En el apartado gráfico ni se diga, este es un juego que se va a ver bien de aquí a cien años, sorprende más el hecho que se haya realizado en un mes, el aspecto visual es impecable en cuestión de animaciones, cinemáticas y diseño de personajes excelentemente realizado.
Además de todo lo anterior, también lo complementa una narrativa simple que se reduce a tengo que completar mi ofrenda que cuando llegas a completarla y conoces la finalidad de aquella ofrenda lo implementa de forma muy orgánica entendiéndose por completo, eso además de los divertidos diálogos que te encuentras con cada personaje.
En fin, increíble proyecto, ¡Felicidades!